El diseño está en todo lo que vemos y siempre ha sido una herramienta vital para el reconocimiento de marcas, procesos, cambios y más. Es una forma de demostrar nuestra identidad a través de las formas, imágenes y el sentido que le demos a los objetos. En este contexto, una de las metodologías que ha ganado relevancia en los últimos años es el Design Thinking, que se ha posicionado como la forma más útil para entender, a través del diseño, qué es y cómo funciona nuestro negocio y cómo lo perciben los clientes y las personas ajenas a nuestra empresa.
Aprender a conocer lo que nuestro cliente desea, el cómo lo quiere empezar a ver y cómo puede interactuar mejor con nuestros servicios, es uno de los objetivos del Design Thinking. Este proceso busca un equilibrio entre lo que ofrecemos y la experiencia que el cliente obtiene con nuestro producto o servicio, mejorando no solo la satisfacción del usuario, sino también el rendimiento del negocio.
Un poco de historia del Design Thinking
Si bien esta metodología del Design Thinking es antigua, pues se habla de este tema desde 1959 cuando John E. Arnold, un profesor estadounidense de Ingeniería Mecánica y profesor de Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, introdujo el término en el área de la ingeniería.
¿Cómo funciona el Design Thinking?
El Design Thinking es una metodología que busca cumplir con cuatro características fundamentales que, al aplicarlas, transforman los procesos empresariales. Las siguientes son las características que hacen del Design Thinking un enfoque tan efectivo y versátil:
1. Generar empatía:
Uno de los primeros fines de la metodología de Design Thinking es lograr comprender profundamente las necesidades, problemas y deseos de los usuarios. Esto permite identificar soluciones que mejoren la interacción del cliente con los servicios o productos de la empresa, generando una experiencia más fluida y mejorando los resultados de negocio.
2. Trabajo en equipo:
La colaboración es clave en el Design Thinking. Los equipos trabajan juntos para desarrollar las mejores soluciones, aprovechando diferentes perspectivas para optimizar la experiencia de usuario. Este enfoque colaborativo es esencial para crear plataformas más ágiles y eficientes.
3. Generación de prototipos:
Antes de poner en marcha cualquier cambio, es fundamental crear prototipos. Estos modelos permiten hacer pruebas sobre cada actualización de las funciones o visibilidad, validar ideas y detectar errores, asegurando que las soluciones finales sean efectivas y cumplan con las expectativas de los usuarios.
4. Contenido visual:
El contenido audiovisual es esencial para el Design Thinking, ya que muchas veces los cambios más visibles y significativos se producen en este ámbito. El objetivo es que el contenido no solo cubra las necesidades del usuario, sino que también ofrezca una experiencia visual atractiva y funcional.
¿Para qué sirve el Design Thinking?
Una de las ventajas del Design Thinking es su versatilidad, ya que se puede aplicar en prácticamente en cualquier área o sector empresarial, por ello, entre las principales funciones que cumple son:
- Resolver problemas de forma innovadora.
- Diseñar servicios o productos centrados en el usuario.
- Cambiar o rediseñar procesos internos para optimizar la experiencia del cliente.
- Ayudar a emprendedores a transformar sus ideas en realidades.
¿Cómo empezar con el Design Thinking?
Si el Design Thinking es la solución que necesitas para optimizar alguno de tus procesos, servicios o productos de tu empresa, es importante que empieces por algo pequeño y desde allí tomar velocidad para hacer cambios más grandes.
Escoge un producto, problema o servicio que tenga errores o necesite cambios y a partir de allí analiza cómo puedes abordar las soluciones poco a poco, es importante también, que el objeto a optimizar a través del Design Thinking represente un impacto positivo para la empresa o el emprendimiento.
Recuerda que si quieres iniciar con este proceso, es de gran ayuda contar con un experto o consultor con experiencia que te guíe en el proceso desde el punto de partida.
Fases para implementar el Design Thinking
El Design Thinking se basa en cinco fases fundamentales que guían el desarrollo de soluciones.
1. Empatizar
En la metodología de Design Thinking se busca empatizar siempre con el cliente o los usuarios potenciales, por ello, la primera fase o el primer paso es conocer y acercarse al cliente a través de distintas metodologías que aporten a conocer de forma profunda todo lo que quiere el usuario.
- Entrevistas a los clientes y/o usuarios.
- Observación.
- Responder al qué, cómo, por qué, para qué y dónde.
- Focus group.
2. Definir
Después de encontrar los problemas a los que se debe atacar, el equipo debe definir con exactitud de qué se trata el reto a solucionar, analizando desde todas las perspectivas posibles, si lo que se halló es correcto y corresponde a un tema crucial para la compañía.
3. Idear
En esta etapa se empieza con el proceso creativo para llegar a las soluciones, pues es a partir del público o target al que se quiere beneficiar, se presentan ideas de lo que se tiene planeado proponer como una solución efectiva y que encaje con las necesidades del cliente.
4. Prototipos
Aquí se plasman en la realidad, las soluciones más viables que se encontraron junto al equipo, creando prototipos cercanos que se puedan validar y que posiblemente, cubran las necesidades en cuestión.
5. Probar
Finalmente, es hora de probar todo lo que se creó y se planteó en equipo con el fin de llegar a la solución efectiva del problema.
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